Este gesto sencillo puede mejorar nuestra calidad de vida: sube la autocompasión, baja la presión arterial y nos da una sensación de paz. Los abrazos son buenos para el corazón. ¡Practíquese sin moderación!
La duración media de un abrazo entre dos personas es de 3 segundos. Pero los investigadores han descubierto algo fantástico. Cuando un abrazo dura 20 segundos, se produce un efecto terapéutico sobre el cuerpo y la mente. La razón es que un abrazo sincero produce una hormona llamada "oxitocina", también conocida como la hormona del amor. Esta sustancia tiene muchos beneficios en nuestra salud física y mental, nos ayuda, entre otras cosas, para relajarse, para sentirse seguro y calmar nuestros temores y la ansiedad. Este maravilloso tranquilizante se ofrece de forma gratuita cada vez que tenemos a una persona en nuestros brazos, que acunamos a un niño, que acariciamos un perro o un gato, que estamos bailando con nuestra pareja, cuanto más nos acercamos a alguien o simplemente sostenemos los hombros de un amigo/a.
Se puede cultivar la autocompasión a través de la meditación mindfulness y la Conciencia Amable y técnicas más simples: presionando la mano contra la zona pectoral del corazón o expresando este gesto con un abrazo a sí mismo es una manera de activar la autocompasión. (Leer más en el libro Kindfulness)
Cuando nos envolvemos de manera recurrente en un cálido abrazo amable hacia nosotros mismos, nos habituamos a sentirnos seguros y salvo, y es algo que podemos hacer en cualquier circunstancia.
En la Universidad de Carolina del Norte, compararon la cantidad de abrazo de que un grupo de 59 mujeres había recibido durante un periodo de un mes y luego midieron los niveles de oxcitocina de cada una. Las mujeres que habían recibido más abrazo tenían más niveles de oxitocina, además de sus niveles de presión arterial y frecuencia cardiaca eran más bajos.
De modo que un buena dieta de abrazos diario puede mantenerte lejos del cardiólogo.