En los años 50, una enfermera, —Dorotea Orem(1)—, comenzó hablar sobre la importancia del autocuidado para el mantenimiento de la vida humana.
En estos años muchas enfermeras han investigado sobre el tema y uno de los aspectos más relevantes que han descubierto es la relación existente entre la salud mental positiva y las acciones de autocuidado. En varias investigaciones se ha descubierto la relación directa bidireccional que tiene la salud mental positiva y el autocuidado, incluso si las acciones de autocuidado son de carácter físico(2,3).
Según Orem, el autocuidado es la práctica de actividades que los individuos inician y realizan para el mantenimiento de su propia vida, salud y bienestar. El autocuidado es una conducta humana, un comportamiento aprendido que tiene las características de acción intencionada, está intercalado en las actividades de la vida diaria y no es en sí una actividad de la vida diaria sino que su característica fundamental está basada en la intencionalidad. (4)
Según Orem, la estructura del proceso de autocuidado contiene tres secuencias (5,6): a) investigación, formulación y expresión de los requerimientos regulatorios de la persona, es decir, los requisitos de autocuidado; b) realización de juicios sobre el curso de acción que debe ser tomado para regular los requisitos de autocuidado y seguidamente tomar decisiones; y c) llevar a cabo las acciones de autocuidado para producir la regulación de los requisitos.
Si este proceso lo relacionamos con mindfulness y las enseñanzas budistas tradicionales la investigación sobre los requisitos de autocuidado tienen un componente importante de atención consciente (sati), sin sati no es posible darse cuenta de los requisitos de autocuidado y por tanto emprender cualquier tipo de acción.
La toma de decisiones sobre los cursos de acción que se tienen que tomar estarían relacionada con apramada. Apramada se define como tener mucho cuidado acerca de lo que debería ser adoptado y lo que se debe evitar. En esta toma de decisiones se tomarían con apramada los cursos de acción que nos alejan del sufrimiento y no nos acercan a él.
Por último las acciones de autocuidado son acciones kusala o hábiles. Acciones que nos llevan a la superación del sufrimiento y el malestar, acciones que no están impregnadas por los tres venenos que hacen girar la rueda del sufrimiento mundano (la ignorancia, el odio o el deseo neurótico). Por el contrario las acciones akusala, o las acciones torpes son aquellas que nos llevan al descuido o la negligencia.
La idea de introducir más actividades de autocuidado puede ser difícil y muy costoso en nuestra vida cotidiana con un estilo de vida que está lleno de hacer y hacer cada vez más cosas.
Desde mi punto de vista la aportación que hace Orem es muy interesante porque al decir que el autocuidado no tiene que ver tanto con las actividades cotidianas sino con la integración del autocuidado en las mismas nos puede dar una buena orientación: no se trata tanto de HACER más, sino SER más en las acciones que realizamos.
Si queremos por tanto beneficiarnos cada vez más del bienestar que tienen las acciones de autocuidado no tenemos que intentar hacer mas, sino realizar las actividades de otro modo en el que el SER está más presente. Esto en realidad significa honrar las cosas más pequeñas que normalmente pasan desapercibidas. En definitiva se trata de aderezar nuestras acciones de una atención consciente más apreciativa, y esto no tiene que ver con el tiempo que dedicamos a una acción, sino con el aprecio que realizamos al llevar a cabo la acción.
Aquí van algunas estrategias para incorporar el autocuidado a tu vida cotidiana.
- Practica mindfulness. Es decir intenta estar presente y sin juicio con lo que está sucediendo en cada momento. Una estrategia puede ser realizar 3 minutos mindfulness para conectar con lo que nos está pasando. O tal vez durante un momento de descanso podemos conectar con los colores, las formas, los olores que hay alrededor sin juicio, con curiosidad y amabilidad.
- Cultiva la gratitud por las pequeñas cosas. Puedes dar el primer bocado de tu comida con mindfulness, siendo consciente de todas las personas, animales y elementos que han hecho posible que este alimento haya llegado a tu plato y vaya a formar parte de ti y mantener la vida. O simplemente se consciente de tus sentidos y aprecialos como si fueras por primera vez consciente de ellos.
- Juega. El juego tiene que ver con la curiosidad, con lo inesperado y fomenta la creatividad, la curiosidad y la atención consciente. Tal vez puedes jugar a cazar tus pensamientos y observar si son pensamientos con sesgo a la negatividad o cargados de voz crítica. Si los encuentras sonríeles y recuerda que los "pensamientos no son los hechos" siempre puedes practicar la compasión para contrarestar esa negatividad.
- Permítete estar en contacto con la naturaleza por unos instantes. Mirar el cielo y asombrarse con su magnitud e intensidad, escuchar el rumor de las hojas de un arbol mecidas por el viento, imaginando sus palabras. O tal vez observar como un niño juega, con curiosidad y alegría compartida.
- Conecta con tus amigos y seres queridos. Tal vez es dificil poder verlos a diario, pero tal vez puedes hacer una llamada rápida a alguien que hace tiempo que no ves y saber qué es de su vida.
- Muévete. Una de los requisitos de autocuidado que más se correlaciona con la salud mental positiva es el movimiento y la actividad física. Haz algo en lo que se involucre actividad y a la vez te guste.
- Practica la meditación. Por poco que sea, es mucho mejor que nada... 10 minutos al día pueden ser una gran diferencia y puedes notar como poco a poco impregnan tu vida cotidiana de serenidad y práctica.
- Da las gracias. Dar las gracias es una buena forma de honrar las pequeñas cosas de la vida, nos ayuda a pareciarlas y nos permite conectar con el momento presente.
Silamani Guirao
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Orem, D.E. (1993) Modelo de Orem. Conceptos de enfermería en la práctica. Barcelona: Masson Salvat Enfermería.
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Miguel-Ruiz, M.D. (2014). Valoración de la Salud Mental Positiva y de los Requisitos de Autocuidado, en pacientes hospitalizados diagnosticados de Esquizofrenia, según la Teoría de Enfermería de Dorothea Orem. (Tesis doctoral). Universidad de Barcelona.
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Albacar-Riobóo, N. (2014). Atenció d’infermeria a la cuidadora principal de persones amb esquizofrenia: Valoració dels requisits d’autocura i de la salut mental positiva. (Tesis doctoral). Universitat Rovira i Virgili, Tarragona.
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Cavanagh, S. (1993) Modelo de Orem. Aplicación práctica. Barcelona: Masson Salvat Enfermería; 1993.
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Denyes MJ, Orem DE, SozWiss GB.(2001) Self-care: a foundational science. Nursing Science Quarterly, 14(1):48-54.
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Johnson JD.(2002) Relationship between resiliency, self-care agency and sel-care in the community-dwelling older adult. [Dissertation] Toledo: Medical College of Ohio.