En una sociedad obsesionada con la perfección física; la insatisfacción o a veces el odio hacia nuestro propio cuerpo, se ha normalizado.
Es socialmente aceptable e incluso deseable luchar contra él. Cirugías, dietas restrictivas, ejercicio excesivo, uso de medicamentos innecesarios, ayunos, desórdenes alimenticios e incluso el uso de Photoshop que ha dado el salto de la industria de la moda al uso personal en redes; se han convertido en nuestras armas en esta guerra cotidiana.
Esta carrera sin fin que empieza en la adolescencia (incluso en la infancia) se incrementa cuando nos hacemos mayores y nuestro valor de “mercado” se reduce y nuestro poder adquisitivo aumenta (bien lo saben las industrias estéticas y cosméticas). La relación con nuestro cuerpo está llena de culpa, vergüenza y sentimiento de insuficiencia. Practicar gratitud hacia nuestro cuerpo, toma entonces no solo matices de empoderamiento personal, sino que puede convertirse en toda una actitud de oposición frontal a una cultura de consumismo.
Cultivar gratitud hacia nuestro cuerpo nos ayuda a conectar con nuestras verdaderas necesidades físicas y mejorar nuestro bienestar general. Se trata de hacer el camino desde el hábito de intentar cambiar/manipular nuestro cuerpo hacia el respeto, apoyo y cuidado del mismo.
Para poner en balance nuestra vida, tenemos algunas ideas minful para cultivar gratitud:
- Agradece a tu cuerpo el soporte que te da durante todo el día (regala a tu cuerpo tu atención plena realizando el "Escaneo del cuerpo")
- Da gracias por las señales que te ayudan a mantenerte con vida como el hambre, el sueño, el estado de alerta.
- Recuerda todas las veces en que tu cuerpo ha luchado con éxito ante una enfermedad.
- Mira a tu cuerpo con el cariño de una vida compartida.
- Sé consciente de que gran parte de tu experiencia sobre el mundo viene desde tus sentidos.
- Corresponde a tu cuerpo por el esfuerzo que ha hecho cada vez que has adquirido una habilidad (cocinar, bailar, atarte los zapatos).
- Tu cuerpo te ha dado muchos momentos de placer, seguramente se merece las gracias.
- ¿Has tenido hijos? Tu cuerpo merece tu aprecio.
- Has seguido adelante a pesar del dolor físico (muchas veces).
- Tu cuerpo empezó como un minúsculo cigoto y ahora es ese maravilloso ser humano que lee esto. ¿No te parece suficiente?
No olvides comentarnos porque estás agradecida/o a tu cuerpo en las redes sociales.
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