Desarrollar compasión por los demás no solo implica responder a su sufrimiento , sino también aprender a perdonar. El perdón se produce cuando dejamos de albergar rencor y nos desprendemos del resentimiento por haber sido maltratados u ofendidos. Significa tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. El perdón no significa dejar de protegernos, pero si dejar de pagar con la misma moneda. Esto incluye el resentimiento y la acritud, que a la larga solo nos daña a nosotros. La compasión hacia uno mismo facilita el perdón, en parte por qué nos permite curar las heridas emocionales provocadas por otras personas.
Estudios realizados por K. Neff y sus colegas sobre la relación entre el la auto-compasión y el perdón, descubrieron que las personas compasivas consigo mismas son mucho más dadas a perdonar a los demás que la no lo son.
Una de la principales vías por las que la compasión hacia uno mismo se traduce en perdón es el reconocimiento de nuestra humanidad compartida común. Cuando vemos a los demás como individuos separados con control completo de sus pensamientos y sus acciones es natural culpar a los que nos hieren, del mismo modo que nos culpamos a nosotros mismos cuando metemos la pata. Sin embargo, cuando entendemos mejor la interconexión entre toda la humanidad, vemos que existen innumerables factores que influyen continuamente en quienes somos y lo que hacemos. Empezamos a entender que es imposible culpar completamente a un solo individuo por algo (nosotros incluidos). Cada ser consciente forma parte del entramado de un enorme numero de causa y condiciones interconectadas que influyen en nuestra conducta. Esta imagen es la clave que nos permite perdonarnos y perdonar a los demás, soltar la ira y el resentimiento, y generar compasión hacia todos.
Es importante recordar que perdonar no significa excusar las malas conductas, o que necesitamos interactuar con las personas que nos han hecho daño. La sabiduría ve claramente cuándo una acción dañina o anormal, y cuándo necesitamos protegernos de los que tienen malas intenciones. Pero también entiende que todos somos imperfectos, que todos cometemos errores. Entiende que las personas actúan por ignorancia, inmadurez, miedo o un impulso irracional, y que no debemos juzgar a nadie por sus acciones como si se tuviese el control pleno y consciente de ellas. E incluso en los casos en que se es consciente del daño que se provoca, hay que plantear la pregunta: ¿qué ha ocurrido para que pierdan el contacto con su corazón? ¿qué herida les ha llevado a tener un comportamiento tan frío e insensible? ¿Cuál es su historia?
Menos de 2 minutos le bastan a Matthieu Ricard (un monje buddhista y neurocientífico) para definir qué es y qué no es el perdón. Propone una manera saludable de pensar acerca del perdón, sobre las acciones y sus consecuencias. Poner límites y romper círculos que solo conducen al sufrimiento y la enfermedad.
Para conocer más acerca de la la compasión y el perdón te invitamos a leer el libro Kindfulness.