El antidoto contra la procrastinación es asumir toda la responsabilidad. Esto incluye responsabilizarse por todo, desde nuestros líos personales, incluidos los físicos, como los platos sucios o una cama sin hacer, y nuestros líos psicológicos.
Como los malentendidos y los errores.
Algunas personas procrastinan porque optan por lo que da placer inmediato y requiere poco esfuerzo, como ir al cine en lugar de terminar unas tareas.Ignoran las consecuencias desagradables que se producirán inevitablemente en el futuro. Otras personas procrastinan a causa de la aversión. Se sienten tensas y abrumadas ante la idea de comenzar una tarea y no se dan cuenta de que posponerla sólo provoca más ansiedad.
Muchos buenos proyectos nunca comienzan o nunca terminan por el miedo al fracaso o a la crítica una vez que el proyecto se manifieste. Algunas personas evitan hacer un trabajo escapando a la fantasía o a un olvido inducido por el alcohol.
La procrastinación es, por definición, contraproducente. A menudo provoca aquello que estamos tratando de evitar: el sufrimiento. La esencia de la práctica de estar presente es dejar de escapar.
Paramos, nos damos vuelta y caminamos directamente hacia lo que hemos tratado de evitar. Lo ponemos arriba de todo en la lista de cosas que "tenemos que hacer" y lo abordamos antes que nada por la mañana, antes de que se despierte la mente procrastinadora.
Práctica de Mindfulness
Toma conciencia de la procrastinación, el acto de posponer algo que debe hacerse. Sé consciente tanto del deseo de procrastinar como de lo que haces al respecto, es decir, tu método para demorar las cosas.Observa con más claridad qué te lleva a la procrastinación, y ve qué estrategias funcionan para modificar el resultado.