¿Quién no ha tenido un ratoncillo dando vueltas en la noria de su cabeza? Al decir ratoncillo, digo: pensamiento. Está ahí. O están, depende del día. Pensamientos sin destino, repetitivos, incesantes. Una especie de música de fondo de pésimo gusto. La mayoría de las veces ni siquiera somos capaces de saber de qué va ésta voz. Qué nos dice, para qué, qué tiene que ver con nosotros. Sin embargo cada pequeño ratoncillo puede tener un efecto enorme en nuestra vida, por muy inofensivo que parezca. Cada pensamiento, puede convertirse en una creencia, cada creencia en una acción, cada acción en destino. El diálogo interno dirige nuestra vida y solemos hacerlo sin pensar. Podemos conocer nuestros patrones mentales y darles la vuelta a nuestro favor. ¿Quieres un cambio verdadero? Escucha ¿Quieres escuchar? Respira ¿Quieres respirar? Busca el silencio. El silencio se convierte entonces en un espacio de libertad. Saber más