Alegría de los méritos
El maestro zen Dogen escribió: "Deberías saber que el discurso amable surge de la mente amable, y la mente amable de la semilla de la mente compasiva. Debes considerar el hecho de que el discurso amable no es sólo alabar el mérito de otros; tiene el poder de cambiar el destino de la nación."
Las enseñanzas budistas describen tres tonos de sentimientos experimentados como reacción a la gente, los objetos o los eventos: positivo (un sentimiento de felicidad), negativo (un sentimiento de irritación) y neutro (un sentimiento ni negativo ni positivo). Si tenemos un sentimiento positivo respecto de una persona, es más probable que emitamos un tono de sentimiento positivo hacia ellos y les brindemos cumplidos. Por ejemplo, nos inclinamos naturalmente a elogiar a alguien que estamos cortejando o a un bebé simpático que no se ha transformado todavía en un niño obstinado.
Cuando alguien se convierte en parte del mobiliario de nuestra vida, nos olvidamos de notar lo que hace y no se nos ocurre hacerle un cumplido. De hecho, quizás sólo le comentemos lo negativo, las cosas que vemos y que pensamos que tiene que cambiar.
Sin quererlo, esto puede impartir poco a poco un tono negativo a toda la relación. La práctica de notar activamente lo que una persona hace bien y hacerle un elogio sincero puede agregar nueva calidez, intimidad y capacidad de respuesta a una relación.
Los elogios personales referidos a cualidades temporarias o condicionales como la belleza, nos hacen sentir un poco incómodos. ¿Por qué sucede esto? Porque intuitivamente sabemos que algunas cualidades como la belleza física son intersecciones fortuitas de genes y normas culturales vigentes. Nosotros no esculpimos nuestra bella cara. Es un don temporal. Sabemos que, con el tiempo, se convertirá en algo arrugado y con papada.
Incluso en el lapso de un año, puede llegar a definirse como "fea" El pelo lacio se pone de moda por un tiempo, y las jóvenes con pelo rizado pasan horas alisándolo. Luego el pelo rizado se pone de moda. La mayoría de las cosas por las que recibimos elogios son temporales: un cuerpo esbelto, la capacidad atlética, incluso la inteligencia.
Rara vez son cualidades que realmente hayamos conquistado. Esta es la razón por la que los mejores cumplidos se fundan en el reconocimiento de cómo te hace sentir una persona. Debajo de las cualidades temporales que obtienen elogios subyace nuestra Verdadera Naturaleza. En el budismo esto se llama nuestra naturaleza búdica; en otras religiones se llama nuestra naturaleza divina. Es nuestra esencia. No se basa en sentimientos, características físicas, o ningún tipo de comparación. No puede inflarse con cumplidos o disminuirse con críticas. Ni hay nada que hagas que pueda agregarle algo, nada que hagas que pueda quitarle algo. No importa lo que hayas hecho bien o mal, no importa lo que te hayan hecho, permanece intacta. No aumenta cuando naces o disminuye cuando mueres. Es lo Eterno expresándose en ti.
Qué necesito
Tomar un momento para pensar y reconocer las cualidades de alguien.
Práctica de Kindfulness
Una vez al día, piensa en alguien cercano — un miembro de la familia, un amigo, un compañero de trabajo y bríndale un cumplido sincero. Cuanto más cercana sea la persona, mejor, por ejemplo, un hijo o un padre. (No cuenta decirle a una extraña en el correo que te gusta su bufanda). Cuanto más específico el cumplido, mejor.
"Te agradezco la forma en que atendiste el teléfono con tanta alegría."
Toma conciencia también de los cumplidos que ofrecen otras personas. Investiga el propósito de los cumplidos y el efecto que tiene en ti que te hagan uno.